Podés tener el mejor título del organigrama, pero si no sabés comunicar con claridad, respeto y coherencia, difícilmente logres liderar. El liderazgo empieza en la forma en que hablamos.
El liderazgo se nota en las conversaciones diarias, no en la firma del mail.
¿Por qué hablar de liderazgo desde el lenguaje?
Muchos creen que liderar es dar órdenes, marcar objetivos o resolver conflictos. Pero en realidad, el liderazgo se construye en cómo hablamos con los demás: cómo pedimos, cómo damos feedback, cómo escuchamos. Las palabras que usamos pueden abrir o cerrar posibilidades en un equipo.
El poder de una conversación
Una simple frase como “¿qué necesitas para resolver esto?” puede generar confianza, autonomía y sentido de pertenencia. En cambio, una comunicación confusa o autoritaria puede crear temor, dependencia o desconexión. Cada conversación es una oportunidad de liderar con efectividad o de romper vínculos clave.
El estilo de comunicación refleja el estilo de liderazgo
No se trata solo de ser amable o firme, sino de tener coherencia entre lo que decimos, lo que hacemos y lo que promovemos en los demás. Un líder que no escucha, que no explica o que no reconoce, muchas veces se convierte en un obstáculo silencioso para su equipo.
¿Qué podés revisar hoy?
Preguntate: ¿cómo hablás con tu equipo? ¿Tus mensajes son claros o dan lugar a malentendidos? ¿Abrís espacio para el diálogo o solo hablás vos? Cambiar la forma en que hablamos puede ser el primer paso para liderar con más presencia, efectividad y humanidad.
"El liderazgo no se impone: se conversa. Y todo gran cambio comienza en una
buena conversación."